
El conflicto docente en la provincia de Santa Fe se intensifica ante la negativa del gobierno de Maximiliano Pullaro a mejorar la oferta salarial presentada en la última paritaria. Mientras los gremios Amsafé y Sadop sostienen un paro en adhesión a la medida nacional de Ctera, el gobernador minimiza la adhesión y se niega a reconocer la gravedad de la situación.
Un inicio de clases marcado por el conflicto
El primer día del ciclo lectivo 2024 en Santa Fe estuvo atravesado por la protesta docente, en respuesta a una propuesta salarial insuficiente que fue rechazada por los gremios. Sin embargo, Pullaro insistió en que «el 98% de los docentes fue a dar clases» y aseguró que «no habrá otra oferta salarial». Esta declaración generó un fuerte rechazo en la comunidad educativa, que acusa al gobierno de ignorar las necesidades de los trabajadores y de la educación pública.
El gobernador destacó que «después de 14 años, el día de inicio del ciclo lectivo los chicos estuvieron en las escuelas públicas y privadas». Sin embargo, este mensaje contrasta con la realidad de los docentes, quienes denuncian sueldos por debajo de la línea de pobreza y condiciones laborales que siguen deteriorándose.
Pullaro fue tajante al afirmar que no habrá una nueva oferta salarial, justificando que «sería una falta de respeto cuando muchos gremios aceptaron la oferta del Gobierno provincial». Esta postura generó indignación entre los docentes, quienes consideran que el Ejecutivo provincial desoye sus reclamos y prioriza otras áreas de gestión en detrimento de la educación.
«No podemos desfinanciar otras políticas públicas como la infraestructura, servicios, etc.», sostuvo el gobernador, lo que dejó en evidencia que los salarios docentes no están entre las prioridades del gobierno santafesino.
Un discurso que divide y deslegitima el reclamo
En un tono confrontativo, Pullaro agradeció a los maestros que asistieron a las escuelas y lanzó críticas a la dirigencia gremial: «A nosotros no nos van a venir a marcar la cancha desde Buenos Aires con Baradel diciendo cuándo tenemos que parar las escuelas». Este tipo de declaraciones no hace más que deslegitimar una lucha legítima y profundizar la brecha entre el gobierno y los docentes.
Mientras el gobierno insiste en cerrar la negociación sin mejoras, los docentes siguen exigiendo sueldos dignos y condiciones laborales adecuadas. La incertidumbre crece y la educación pública vuelve a ser la principal afectada por un conflicto que parece lejos de resolverse.
¿Hasta cuándo el ajuste a los docentes?
El rechazo a la oferta salarial y la continuidad de las medidas de fuerza dejan en evidencia una crisis que no se soluciona con discursos políticos. La educación es un pilar fundamental para el futuro de la provincia, pero parece no estar en la agenda de prioridades del gobierno.
La pregunta sigue en el aire: ¿escuchará Pullaro el reclamo de los docentes o seguirá ignorando la realidad del sector educativo?
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