La relación entre el presidente Javier Milei y su vicepresidenta, Victoria Villarruel, parece atravesar su punto más crítico. En una reciente entrevista con LN+, Milei lanzó duras acusaciones hacia su compañera de fórmula, señalándola como cercana a lo que él denomina «la casta». Estas declaraciones fueron rápidamente respondidas por el entorno de Villarruel, alimentando aún más la tensión política dentro del oficialismo libertario.
Milei acusa a Villarruel de no participar en el Gobierno
Durante la entrevista, el mandatario afirmó que Villarruel “decidió no participar de las reuniones de Gabinete” y aseguró que su rol en el Gobierno es meramente institucional. Según Milei, la vicepresidenta no tiene injerencia en las decisiones del Ejecutivo, lo que ha generado rumores sobre una fractura interna en el oficialismo.
“El diálogo que tenemos es estrictamente institucional”, destacó el presidente, y agregó: “Ella está más cerca del círculo rojo, de lo que llama ‘la alta política’, y nosotros lo identificamos como ‘la casta’”. Estas palabras marcan un claro distanciamiento entre ambos líderes, quienes habían construido una fórmula política que prometía unidad frente a los desafíos del país.
La respuesta desde el entorno de Villarruel
Ante las acusaciones, el equipo de la vicepresidenta no tardó en responder. Fuentes cercanas a Villarruel aseguraron que “ella no decide no ser parte del Gobierno” y cuestionaron las actitudes de la mesa chica libertaria hacia su figura. “A veces no hay que ver lo que se dice, sino lo que se hace”, comentaron en referencia a los desencuentros entre ambos mandatarios.
Además, este no es el primer roce público entre Milei y Villarruel. Recientemente, el presidente criticó a su vice por la inauguración de un busto de Isabel Martínez de Perón en el Senado, un acto que Villarruel justificó como un reconocimiento a su lucha contra el terrorismo.
Las implicancias políticas del distanciamiento
El distanciamiento entre Milei y Villarruel pone en evidencia las diferencias internas que atraviesan al oficialismo. Mientras el presidente mantiene una postura confrontativa hacia la política tradicional, su vicepresidenta ha buscado construir vínculos con sectores más moderados, lo que podría estar generando tensiones estratégicas dentro del Gobierno.
Estas discrepancias podrían impactar en la percepción pública de la administración libertaria, así como en su capacidad para implementar políticas de manera cohesionada. Con ambos líderes en posturas opuestas, las dudas sobre la gobernabilidad y el rumbo político del país no hacen más que acrecentarse.
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