El crimen organizado en Rosario vuelve a conmocionar a la ciudad. En un ataque directo, los sicarios asesinaron a Andrés ‘Pillín’ Bracamonte, el histórico jefe de la barra brava de Rosario Central, junto a su compañero de confianza, conocido como el ‘Rana’ Atardo. Ambos fueron abatidos a tiros en una emboscada a la salida del estadio en Arroyito, poco después del partido entre Rosario Central y San Lorenzo. Este trágico episodio se enmarca en una violenta disputa entre facciones que apunta al accionar de la organización criminal ‘Los Monos’.
El asesinato de ‘Pillín’ Bracamonte y el trasfondo de la violencia en Rosario
La brutal ejecución ocurrió en Avellaneda al 700 bis, en el preciso momento en que la multitud de hinchas ‘canallas’ abandonaba el estadio. Bracamonte y Atardo estaban a bordo de una camioneta blanca cuando fueron sorprendidos por un grupo armado, que disparó a quemarropa. Fuentes indican que este crimen es un ajuste de cuentas vinculado a la creciente tensión entre facciones de la barra, que tuvo como antecedente el asesinato de Samuel Medina, conocido como el ‘Gordo Samu’, el pasado 1º de octubre. Medina, pareja de la nuera de Ariel Máximo ‘Guille’ Cantero, líder de ‘Los Monos’, fue asesinado en lo que se presume es el inicio de una serie de vendettas entre grupos criminales.
La escalada de violencia y los desafíos de la política de seguridad de Pullaro
La respuesta de la barra de Rosario Central no tardó en llegar tras el asesinato de Medina. Durante el partido en el que el club enfrentó a Banfield, un grupo de hinchas desplegó banderas en homenaje al ‘Gordo Samu’, algunas de las cuales portaban la imagen de un mono y la frase ‘Siempre mono, nunca sapo’, en alusión directa a la histórica consigna de la barra de Boca Juniors, La Doce. Esta demostración de apoyo fue vista como una señal de desafío, que desencadenó en el reciente asesinato de Bracamonte, afectando gravemente el ya frágil equilibrio de seguridad en Rosario.
Maximiliano Pullaro, gobernador de Santa Fe, enfrenta ahora un desafío crítico. Reconocido por su enfoque de mano dura, Pullaro había defendido su política de seguridad como una de las más estrictas del país, pero este ataque revela la complejidad del entramado criminal en Rosario. La escalada de violencia genera dudas sobre la efectividad de sus políticas y cuestiona la capacidad de las autoridades para frenar el poder de los grupos como ‘Los Monos’, que siguen controlando amplias zonas de la ciudad y parecen estar un paso adelante en cada movimiento.
¿Qué implicaciones tiene este nuevo ajuste de cuentas en Rosario?
Este asesinato tiene un impacto profundo en Rosario, donde la violencia ligada a barras y organizaciones criminales sigue escalando. El ataque no solo evidencia la ferocidad con la que estos grupos operan, sino también su capacidad para desafiar directamente a las autoridades y mantener un estado de inseguridad constante. La muerte de Bracamonte y su ladero Atardo marca un punto álgido en la guerra entre facciones y deja claro que la lucha por el control en la ciudad no cesará pronto.
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