El reciente anuncio del gobierno nacional sobre la reducción temporal de las retenciones al campo generó reacciones inmediatas en el interior productivo, y el gobernador de Santa Fe, Maximiliano Pullaro, no tardó en sumarse al debate. Con un tono entusiasta, celebró la decisión como un «paso importante» hacia el alivio de un sector que, según sus palabras, «produce y genera trabajo y riqueza». Pero, ¿es realmente el principio de una solución o un parche temporal que apenas raspa la superficie de un problema estructural?
Pullaro: «Celebramos que el gobierno haya escuchado al interior productivo»
Mediante sus redes sociales, el gobernador destacó la importancia de la medida como un reconocimiento al rol del campo en la economía nacional. En su mensaje, afirmó: “Celebramos que el gobierno haya escuchado la palabra del interior productivo. La Argentina necesita cuidar a quienes producen y generan siempre trabajo y riqueza”.
Sin embargo, Pullaro no se quedó solo en las felicitaciones. También subrayó que este paso inicial debe conducir a un cambio más profundo en el modelo económico. «Debemos cambiar la matriz que nos llevó a la decadencia y el atraso. El equilibrio fiscal debe ser la base para crecer de manera sustentable, y esto incluye la eliminación total de las retenciones», agregó, dejando en claro que lo anunciado no es suficiente para resolver los desafíos del sector.
¿Qué implica la baja de retenciones?
El ministro de Economía, Luis Caputo, detalló que la medida reducirá temporariamente las retenciones a los principales cultivos, como soja, trigo, maíz, cebada y girasol, desde el próximo lunes y hasta finales de junio de 2025. Además, se eliminarán completamente para algunas economías regionales como el azúcar, el algodón y el tabaco.
Las nuevas alícuotas quedan de la siguiente manera:
- Soja: del 33% al 26%
- Derivados de soja: del 31% al 24,5%
- Trigo y cebada: del 12% al 9,5%
- Maíz y sorgo: del 12% al 9,5%
- Girasol: del 7% al 5,5%
Caputo justificó la medida argumentando que la sequía y la caída de los precios internacionales hicieron necesario este alivio fiscal. No obstante, fue claro al señalar que la falta de recursos impide que la baja sea permanente, calificándola como una «señal al campo».
Ironías sobre un campo “fundido”
Mientras Pullaro y otros referentes celebran, surge la inevitable ironía: ¿está el campo realmente “fundido”? Es cierto que el sector ha atravesado años difíciles, con sequías severas y una economía global adversa, pero no se puede ignorar su capacidad de resiliencia y adaptación. Como bien señaló el vocero presidencial, Manuel Adorni, la consolidación del superávit fiscal ha sido posible en gran parte gracias al aporte del agro.
Si bien las retenciones son una carga injusta que limita el potencial del sector, los productores han demostrado ser uno de los pilares más sólidos de la economía argentina. La pregunta que queda flotando es: ¿esta baja temporal es suficiente para compensar años de sacrificio, o se trata de una medida simbólica que no cambiará el rumbo?
Una medida que genera expectativas, pero no resuelve el problema
Pullaro dejó en claro que ve la medida como un primer paso hacia un objetivo mayor: la eliminación total de las retenciones. Pero la realidad es que, mientras el alivio llega a cuentagotas, el sector sigue lidiando con desafíos que van más allá de los impuestos.
Para los productores, la clave no está solo en una baja temporal, sino en políticas de largo plazo que prioricen la productividad, la inversión y la competitividad. Mientras tanto, el debate continúa, y el reloj corre hacia junio, cuando las alícuotas podrían volver a subir, dejando al campo en el mismo lugar de siempre.
¿Un cambio real o una jugada política?
El anuncio llega en un momento en el que el gobierno nacional necesita consolidar su relación con el interior productivo. La presencia del presidente Javier Milei en Davos y la agenda recargada del ministro Caputo muestran que la gestión económica sigue siendo el tema central del país.
Sin embargo, queda la duda de si estas medidas son parte de un plan de transformación o simplemente una estrategia para ganar tiempo y calmar las aguas. Por ahora, las palabras de Pullaro reflejan tanto optimismo como cautela, un sentimiento que seguramente comparten muchos productores santafesinos.
¿Será este el comienzo del fin para las retenciones, o solo un alivio pasajero que se llevará el viento? El tiempo dirá, pero mientras tanto, el campo sigue produciendo, generando y, como siempre, esperando soluciones que estén a la altura de su esfuerzo.
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