En medio de un clima de creciente malestar, los docentes estatales nucleados en Amsafé rechazaron de plano la oferta salarial presentada por la provincia en el marco de las paritarias, anunciando un paro para el próximo miércoles 7 de agosto. Esta decisión, que era previsible dado el contexto y las posturas iniciales de los sindicatos, refleja la insatisfacción con las políticas salariales del gobierno de Maximiliano Pullaro, al que los trabajadores acusan de ofrecer «limosnas» en lugar de un aumento digno.
Una propuesta que no convence
La oferta del gobierno, presentada el miércoles pasado, consiste en un incremento trimestral del 9,95%, distribuido en varias etapas: un 4,5% en julio, un 3% en agosto, y un 2,45% en septiembre. Esta propuesta, que según el ministro de Educación José Goity es «el mayor esfuerzo que puede hacer la provincia», fue recibida con indignación por los representantes de Amsafé. La calificación de «escasa» y la casi unánime decisión de rechazarla y convocar a una huelga son indicativos de la profunda desconexión entre las necesidades de los docentes y las prioridades del gobierno provincial.
Un paro en camino y la amenaza de descuentos
El anuncio del paro no es una sorpresa. Amsafé La Capital y Rosario, dos de las seccionales más grandes e influyentes, ya habían adelantado sus intenciones de rechazo y huelga. La votación en el resto de las seccionales de la provincia solo confirmó lo que ya parecía inevitable: una medida de fuerza contundente frente a un gobierno que, a los ojos de los docentes, no está dispuesto a reconocer el verdadero valor de su trabajo.
Sin embargo, el gobierno de Pullaro, lejos de buscar una conciliación, ha respondido con una amenaza que solo añade leña al fuego: descontar el día de huelga. Esta medida punitiva no solo ignora las justas demandas del sector, sino que además podría exacerbar aún más el conflicto.
La respuesta de los docentes privados
Mientras tanto, los docentes de colegios privados, agrupados en el Sadop, aún no han tomado una decisión definitiva sobre si acompañarán la medida de fuerza. Su postura, que se conocerá el lunes, será crucial para entender el alcance y la unidad del reclamo docente en la provincia.
Un gobierno sin sintonía con los trabajadores
Este conflicto pone de manifiesto la desconexión del gobierno de Pullaro con las demandas de los trabajadores del sector público. Las «limosnas» ofrecidas en lugar de un aumento que reconozca la realidad inflacionaria y la labor indispensable de los docentes son un claro ejemplo de las prioridades equivocadas de una administración que parece más preocupada por los números que por las personas.
A medida que se acerca el 7 de agosto, la tensión aumenta. Y mientras el gobierno amenaza con descuentos, los docentes se preparan para salir a las calles, dispuestos a luchar por lo que consideran un derecho irrenunciable: un salario justo que refleje su compromiso con la educación y con el futuro de la provincia.
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