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El anuncio del gobierno sobre la baja temporal de retenciones para los principales cultivos hasta junio de 2025 generó una ola de reacciones en el sector agropecuario santafesino. A pesar de ser considerada una medida positiva, los referentes del campo aseguran que no es suficiente para paliar la crisis que atraviesan.
Un alivio temporal para los cultivos principales
Desde el próximo lunes y hasta finales de junio, las alícuotas de retenciones experimentarán una reducción que busca aliviar al sector. En el caso de la soja (poroto), el porcentaje bajará del 33 al 26%, mientras que los derivados lo harán del 31 al 24,5%. Otros cultivos también se verán beneficiados: el trigo, la cebada, el maíz y el sorgo pasarán del 12 al 9,5%, mientras que el girasol bajará del 7 al 5,5%.
El presidente de la Sociedad Rural de Santa Fe, Ricardo Argenti, recibió la medida como un pequeño gesto en un panorama complejo: “Es una buena noticia y un reconocimiento a la injusticia que representan las retenciones. Pero no va a ser ‘la’ solución. Esto mejora un poco el valor final de los granos, pero la realidad es que el campo está fundido”, afirmó con contundencia.
Críticas a la gradualidad y al contexto político
Argenti señaló que, si bien la rebaja es un paso, la necesidad de eliminar completamente las retenciones sigue siendo una exigencia ineludible: “El campo viene de tres años de sequía y enfrenta una situación crítica. Esperar hasta junio para ver cambios significativos es demasiado tiempo”. También destacó el contexto político: “Esto es un empezar a cumplir con la palabra de Milei, pero deben buscar otras fuentes de financiamiento para lo que fue la fiesta, porque el campo no puede soportar más”.
Una medida inesperada y de alcance limitado
La presidenta de la Confederación de Asociaciones Rurales de Santa Fe (Carsfe), Sara Gardiol, también compartió su opinión. “Es una medida sorpresiva por el momento en que se toma, dado que ya había una reunión pactada con la Mesa de Enlace para el 6 de febrero”, comentó. Para Gardiol, la reducción es positiva, pero su carácter temporal limita su impacto: “Es interesante para incentivar la comercialización de granos en el corto plazo, pero no resuelve los problemas estructurales que enfrenta el sector”.
Gardiol destacó el rol de los gobernadores de la Región Centro en la concreción de la medida y planteó la necesidad de buscar recursos alternativos para las obligaciones del Estado: “El gobierno debería avanzar en estrategias que reduzcan la dependencia de las retenciones”, concluyó.
El campo santafesino: ¿realidad o dramatismo?
La narrativa del “campo fundido” se enfrenta a un escrutinio irónico cuando se analizan los beneficios fiscales otorgados, aunque insuficientes. Mientras los referentes locales señalan las dificultades climáticas y financieras, también reconocen que medidas como ésta representan un cambio de actitud por parte del gobierno. Sin embargo, la pregunta sigue vigente: ¿Es el campo un sector tan castigado o se ha convertido en un crónico reclamante de privilegios? Lo cierto es que, más allá de los discursos, el tiempo corre, y junio promete ser un punto de inflexión para las políticas agrarias del país.
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